Subiendo la cuesta, en Tafí del Valle, una nube se nos metió en el auto. Por instinto, cerramos las ventanillas y la nube nos quedó adentro. Viajamos con la nube un rato largo, ciegos, porque no podíamos detenernos. Tragamos nube. Abrimos las manos y tocamos nube. La vida es un misterio.
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