domingo, 3 de julio de 2016

Iguazú


Lo mejor: mirarnos a los ojos con los niños guaraníes,  jugar con los dedos redondos de sus pies de dos o tres años a "este dedito comió un huevito",  sentir sus manos del tamaño de una flor buscando mi mano y diciéndonos chau sin palabras, con la certeza de habernos encontrado y reconocido como amigos. No nos sacamos fotos  porque, como pasa con las historias verdaderas, no las necesitábamos para saber que fue cierto.


-Julio 2015-


2 comentarios:

  1. otro mundo los guaraníes con sabor dulce de tierra roja. Hermoso Vale

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  2. Gracias por pasar, leer y comentar, Nora!

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